- CRISTÓBAL SUÁREZ DE FIGUEROA, "El Pasajero", fragmento presentado y editado por José Rodríguez, «Azogue», nº 3, Enero - Junio 2000, URL: http://www.revistaazogue.com

 

Cristóbal Suárez de Figueroa

EL PASAJERO

Cristóbal Suárez de Figueroa (1571-1645), reprueba la alquimia en su obra "El Pasajero" (Alivio X), Madrid, 1617. Acepta la realidad de la transmutación metálica realizada por medios puramente naturales, negando la posibilidaad de reproducir este proceso artificialmente. También es interesante la noticia que nos da sobre las relaciones con la alquimia del duque Cosme I de Medicis (1519-1574), comentando que fue engañado por un alquimista cuyo nombre no cita. A propósito de Cosme I de Medicis y la alquimia se puede consultar:

-ALFREDO PERIFANO, "L'Alchimie a la Court de Come Ier de Medicis: Savoirs, Culture et Politique", ed. Champion Honore, París, 1997.

José Rodríguez Guerrero.


 

Por el consiguiente, os persuado desechéis de vos animosamente la diabólica tentación del alquimia, arte ahumada y melancólica. Desdicha es ésta que no ha querido dejar libres a muchos personajes, siervos, no sé si diga, más de insaciable codicia que de ingeniosa curiosidad. El deseo déstos es de contino bien diferente de su profesión; pues mientras más estudian y procuran enriquecer, más se empobrecen y aniquilan. Cosme, gran Duque de Florencia, varón de ingenio raro y de grande capacidad, fue engañado de cierto amador desta locura, haciéndole gastar ridículamente en ella mucho tiempo y no poca hacienda. Al fin, perdida la esperanza de fijar el inquieto azogue, ya huido el cuajaenredos, preguntado de un su valido cómo había entrado tan a ciegas en tan confuso laberinto, respondió: «¿Cómo? Pues ¿había yo de imaginar podía tener ninguno atrevimiento para engañarme?» Respuesta, cierto, digna de tan gran príncipe; mas debiera considerar su maduro entendimiento que no es mucho se atreva a los hombres, por encumbrados puestos que ocupen, quien osa quitar el oficio de la mano a la misma naturaleza, en el parto que le cuesta tanta operación. Sola ella en sus entrañas es capaz de perficionar, transmutar y convertir un metal en otro, con el favor de sus dos luminosos agentes: sol y luna. Sábese ha puesto igual pertinacia en gran pobreza y necesidad a muchos hombres muy ricos, teniéndose cierta noticia de que jamás por este camino vino a ser rico algún hombre.

 

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