- PEDRO ROJAS GARCÍA. "Tendencias Tardías de la Medicina en el Medievo Latino". «Azogue», nº 2, Julio - Diciembre 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
Pedro Rojas García
TENDENCIAS TARDÍAS DE LA MEDICINA EN EL MEDIEVO LATINO
La escuela árabe evolucionaba a partir del siglo XIII apartándose progresivamente de la ciencia clásica basada en los textos de autores griegos, y se adentraba en los terrenos de una ciencia profética y mágica que contaba con el beneplácito del dogmatismo religioso tan enfrentado siempre a la ciencia racional. Se trata de un proceso con importante repercusión en una Europa en proceso de recepción de las fuentes científicas árabes que intenta asimilar e integrar. Para entender este influjo es muy interesante comprobar el giro hacia las llamadas "ciencias mágicas" que tuvieron las plazas europeas que carecían de una universidad formalmente reconocida.
Boticario árabe
El ejemplo más claro es Toledo, donde la sabiduría no estaba férreamente canalizada por ninguna institución dominada por la iglesia cristiana (Monasterio, Universidad....) y que, por tanto, se encontraba bastante desprovista de la perenne censura eclesial hacia lo mágico. En ese ambiente de libertad e intercambio abierto entre judíos, musulmanes y cristianos la capital del Tajo era ya en los comienzos del siglo XIII un nido de ocultistas y nigromantes. En el resto de Europa, aunque de una forma menos radical también se aprecia dicho fenómeno. Veamos lo que sucedió en el caso de la medicina.
LA MEDICINA DEL BAJO MEDIEVO Y SU RELACIÓN CON LAS CORRIENTES TARDÍAS DEL ARISTOTELISMO
Mientras que el movimiento
asimilatorio del Alto Medievo mantuvo la idea del equilibrio
entre Theorica y Practica, en la tardía Escolástica
se va imponiendo cada vez más el cultivo de las materias pragmáticas.
Parece que, ante la preponderancia de las corrientes nominalísticas
-fomentadas igualmente por el arabismo- se utilizaron ante todo
los elementos materiales y de ningún modo los elementos más
formales cada vez más desacreditados como puramente
especulativos. Particularmente dramático (e importante para la
alquimia) es el caso de la medicina, donde el vuelco hacia lo práctico
(y lo mágico en muchos casos) es muy sensible. Del popular médico
monacal, el "medicus", ha surgido con fuerza
arrolladora el "prudens physicus" (en palabras de
Guillermo de Conches), de formación científica, instruido en
las materias formativas greco-árabes y que en un siglo lleno de
pestes, guerras y desastres, se mostrará mucho más propicio y
diestro en el "Ars" u operaciones manuales tan
necesarias. Los grandes centros del arabismo bien asentados en el
siglo XIV como Bolonia, Salerno, Padua, Nápoles, Toulouse,
Orleans, etc se convierten en las fuentes de las que manan
decenas de médicos diestros en las partes más practicas. Son
los "pysicus" que, como ya decía Roger Bacon en su
"Opus Tertiam", siempre fueron dados a la alquimia:
"...enseñan a sublimar, destilar y disolver sus
medicinas mediante muy diversos métodos, de acuerdo con las
operaciones de dicha ciencia (se refiere a la alquimia), tal
como aparece evidente en las aguas salubres, los aceites y otras
muchas cosas". Son ellos los que llenan la literatura
alquímica del siglo XIV de textos referentes a las
quintaesencias, a los elixires, a las panaceas extraídas de los
tres reinos naturales y a la virtud curativa de la Piedra
Filosofal. En el caso de la Corona de Aragón y su área de
influencia tenemos a Marc del Corral, médico Real de physica
entre 1364 y 1384, autor de un "De lapide philosophorum"
donde se describe las maravillosas propiedades curativas del
Elixir; o a Guillem Sedacer (Chirugi) y sus espléndidos "Liber
Alterquinus" y "Sedacina Totius Artis Alchimia
", colecciones todas de recetas varias en las que la
alquimia se funde en ocasiones con las experiencias médicas.
Montpellier, universidad conocida como "fons artis physicae"
y que es calificada de "urbi floret physica" por
Mattieu de París (1254), perteneció de manera efectiva y real a
los Condes de Barcelona o a los Reyes de Mallorca desde 1066 a
1081 y desde 1204 a 1348, fecha en la que Jaume III, Rey de
Mallorca, va a vender sus derechos sobre la ciudad y su
territorio al rey de Francia para poder financiar la guerra
contra Pere el Ceremoniós de Aragón en la cual el mallorquín
perderá la vida y la corona. El periodo de influencia catalana
viene a corresponder con la época más brillante de la escuela
de Medicina de Montpellier y será uno de lugares donde la tropa
de médicos introducidos en las prácticas alquimistas resulte más
abundante, donde se manifieste más claramente una medicina que
se apoya en las tendencias tardías del aristotelismo llegadas
con los nuevos aires más pragmáticos, estas son:
Posiblemente el más paradigmático
de entre esos médicos de Montpellier sea Arnau de Vilanova,
amigo de los astros en algunas de sus terapias; de los amuletos,
talismanes y diagramas ligados a la "Magia naturalis"
como el que aplicó al Papa Bonifacio VIII; y de algunos procesos
operativos relacionados con la práctica terapéutica y cercanos
al entonces llamado Artis Alchimiae. Debe considerarse que
nos referimos aquí a aplicaciones médicas de la alquimia, a
saber, elaboración de substancias químicas para sanar al
enfermo (Liber de Vinis, Liber de veneris) y no a la
atribución a Arnau de los clásicos tratados de alquimia
transmutatoria que se le vienen asociando (Rosarium
Philosophorum, Epistola super alchimia ad regem
neapolitanum, Semita semitae, Flos florum, etc)
cuyo carácter seudo-epigráfico parece bastante probable. Todo
ello aparece encuadrado en un sistema definido por el
racionalismo escolástico (Arnau se revela como gran galenista en
sus tratamientos) y en un escenario teórico-práctico que no
sale nunca de la esfera natural (naturalis), es decir, ajeno a
los modos sobrenaturales y fantasiosos de otras plumas
bajomedievales que aplicaron astrología, alquimia y conceptos mágicos
en grado irracional, desplegando creencias sobrenaturales (supranaturam).
Pero repasemos un poco estas corrientes aristotélicas más tardías
que inundan con claridad el panorama médico de la época
haciendo particular inciso en la alquimia.
La Medicina Astrológica:
Junto a una muy difundida alquimia y magia de origen oriental, en el tardío Medievo se va imponiendo un tercer género literario hermético, a saber, la "astrología médica", que a través de intermediarios árabes puede seguirse hasta llegar a sus antiguas fuentes. A este propósito hemos de distinguir claramente desde ahora cinco corrientes totalmente distintas, pues la astrología árabe invasora de la Europa medieval contaba con muy diversas variantes que el desconocimiento general tiende a confundir erróneamente. Vamos a señalarlas someramente:
Adnan ibn Nasr al-Ainzarbi, médico de cabecera en una familia fatimita de El Cairo (m.1153) nos sirve como testimonio de que se trata de una tendencia que tiene importantes antecedentes entre los árabes. Él invoca a la ciencia astrológica de Galeno y también a Hipócrates, que había considerado la astronomía como parte destacada de la medicina. Nos enseña que cada uno de los planetas, en determinadas posiciones, reciben una interpretación referida a ciertos cuadros patológicos, y son utilizados tanto en calidad de diagnóstico como de pronóstico; dicha "astropatología" se había convertido en un instrumento indispensable y legítimo en el siglo XIV.
Astrólogos árabes
Las prescripciones para la sangría
conforme al esquema zodiacal, como también la "Introducción
a la Sangría" tan popular en la tardía Edad Media y en el
renacimiento tienen sus propósitos y tradiciones en épocas
precedentes dentro del mundo islámico. En cambio, en el ámbito
cultural español, desde los siglos XIV y XV, se encuentran también
desde luego corrientes, que buscan las raíces de la astrología,
que había inmigrado por cauces árabes, en un terreno occidental
más antiguo. Además, se considera a la astrología nada menos
que como una de las siete artes liberales, si bien como
autoridades, además de la Sagrada Escritura e Hipócrates, se
aducen también autores árabes.
En el curso del siglo XIV ya había logrado abrirse paso en no
pocas facultades una astropatología, que se había convertido en
un legítimo componente del diagnóstico y del pronóstico que
tenían un fácil apoyo en las teorías macro-microcósmicas de
los elementos y de las cualidades. Y así en París documentos árabes
eran directamente incorporados a la "astrología médica".
Conocemos escritos de Albumasar en un tratado titulado "Dos
elections selonc les regars et les conjonctions de la Lune as
planettes para les 12 signes" en la redacción del maestro
parisiense Arnoul de Quinquempoix (m. después de 1231), que había
traducido también el tratado "De cuestionibus, de
electionibus, de occultis, de significationibus septem planetarum"
de Abraham ben Ezra (hacia 1140). Como auténtico astromédico
parisiense fue considerado Geoffroi de Meaux, que entre 1315 y
1348 había compuesto una serie de compendios astronómicos,
tratados sobre la peste y calendarios de orientación astrológica.
A finales del siglo XIV un maestro de la facultad de París, Jean
Fusoris (Hacia 1365-1436), además de sus "Tabulae cordaru
arcuum" y un "Traité de cosmographie", publicó
también "La practique de l'astrolabe". Hasta qué
punto en la facultad de medicina de París la astrología médica
fue fomentada incluso oficialmente, se deduce del hecho de que el
Colegio de Gervais Chrestien, protegido por Carlos V, pudo
ostentar el título oficial de "colliege de astrologie et
medicine".
Todavía a finales del siglo XVI Manuel Ledesma pudo publicar en
Valencia una apología de la astrología médica, su "Apología
en defensa de la astrología, contra algunos médicos, que dicen
mal della", un escrito polémico con los argumentos en pro y
en contra de la astrología y con citas tomadas de la Sagrada
Escritura y de los Santos Padres, como también de los autores
griegos, árabes y latinos.
Todavía no se ha escrito una historia de la astrología médica
en el tardío Medievo y en el Renacimiento; ni siquiera se ha
hecho un primer conato de elaborarla atendiendo a la historia de
sus fuentes, y por lo que respecta a la historia de sus
resultados se carece todavía totalmente de toda documentación
regularmente representativa.
Corrientes alquímicas:
Análogamente a la astrología médica,
se debiera también elaborar con mucha mayor amplitud la historia
de las fuentes documentales y de los resultados efectivos de la
alquimia, tanto la árabe como la latina. La primera fuente alquímica
cierta procedente del ámbito árabe es el "Libro de los
Alumbres y las Sales", que muchas veces ha sido atribuido al
gran clínico y precoz experimentador Rhazes, pero que, según
las investigaciones más profundas, procede de una fuente
andaluza del siglo XII. En el año 1908 se descubrieron en Berlín
fragmentos de escritos árabes, el único manuscrito latino
completo se encuentra en Palermo. Ya Vicente de Beauvais menciona
el texto en su "Speculum naturale". La obra va más allá
de los procedimientos mágicos de la alquimia helenística, ya
que enumera sistemáticamente los elementos y sus cualidades, las
operaciones químicas y los correspondientes aparatos, y por otra
parte desconoce el rigor de los -sin duda ya existentes- escritos
verídicos de Rhazes. Sin embargo el libro es un claro testimonio
de la creciente autarquía de las "artes mechanicae" y,
como tal, ejerció decisiva influencia en la tecnología de su
tiempo.
De la primera mitad del siglo XIII, en numerosas bibliotecas
inglesas, francesas e italianas se conservan abundantes textos
sobre alquimia, en su mayoría en forma de recetas sucintas o
breves instrucciones. Como puntal intelectual, pero también como
autoridad crítica y vigilante por lo que respecta a la difusión
de la primitiva alquimia en Inglaterra puede considerarse al
franciscano Roger Bacon, que inmediatamente había celebrado la
frenética acogida de la filosofía natural árabe como también
de la nueva medicina y de la alquimia, mientras que sólo de modo
vacilante se había puesto en marcha la asimilación de los
escritos lógicos de Aristóteles. Roger aboga ante todo por la
"alchimia speculativa", por una "química orgánica"
que es considerada como la base teorética de toda técnica y
farmacia eficaces. Sólo con esta condición podía resultar útil
una "alchimia practica". En efecto. Una alquimia
debidamente aplicada no sólo sirve para la producción de cosas
provechosas, sino que también contribuye a la prolongación de
la vida humana.
La misma aceptación crítica del nuevo arte demuestra Alberto
Magno (1193-1280), quien en su libro "De mineralibus"
demuestra un exacto conocimiento del "Libro de los Alumbres
y las Sales" y muchas veces cita las autoridades de Hermes,
Khalid, Dioscórides, también al médico Avicena y a Ibn Gulgul,
el farmacólogo árabe del siglo X, como también la "Tabula
smaragdina". No haremos crítica de otros muchos tratados
alquímicos que se atribuyen a Alberto Magno, como el "Speculum
Alchimiae", o el "Libellus de alchimia" recogido
también en sus "Opera omnia" y cuyo carácter de
falsedad está actualmente sobradamente probado.
Alquimista
operando con alambique
en un manuscrito árabe
Otra central de asimilación se
organizó en la primera mitad del siglo XIII bajo Miguel Escoto (1180-1235)
en la corte de Palermo. Este sabio escocés fue brillante
traductor en Toledo y, tras largos años de viajes a través de
Bolonia, Roma, Salerno e Inglaterra, llegó a Palermo, donde se
dedicó a verter al latín las obras de Aristóteles aún
pendientes de traducción, especialmente todo los libros sobre
animales. De contenido alquímico es el "Liber magistri
Miccaelis Scotti, in quo continetur magisterium" que se ha
conservado en manuscritos de Palermo (Biblioteca Nazionale. Q.A.10)
y Oxford (Oxford Corpus Christi College. 125).
No debemos pasar por alto el ámbito cultural italiano, ya que ahí,
en el Codex Riccardianus 933 (L.III.9) de Florencia nos
encontramos con uno de los más antiguos e importantes
manuscritos misceláneos. No sólo es instructivo por la
transcendencia de sus tratados, sino que además se caracteriza
porque señala el momento en que, en el siglo XIII, se inicia la
asimilación de una tradición exclusivamente árabe. Junto a
textos seudo-epigráficos de origen europeo como la "Summa
perfectionis magisterii" el manuscrito contiene una obra, más
bien de sabor teológico, el "Liber misericordiae", que
representa una traducción directa del "kitab al-rohma"
atribuido a Yabir Ibn Hayyan (latinizado "Geber"). El
libro, con su "Incipit liber manifestatioe misericordiae...",
presenta una grandiosa entrada científico-teorética al someter
todas las cosas del mundo a la invención (inventio) o a la
investigación (provatio); la primera posibilidad científica se
refiere a los sentidos, la segunda al intelecto. Se piensa aquí
sin querer en las disputas metodológicas de la filosofía
natural árabe en torno al equilibrio entre "Theorica"
y "practica", que tan sólo en forma anudada
constituyen una ciencia digna de ser tomada en serio.
Estos centros geográficos, las correspondientes personalidades y
sus obras representativas junto con los principios críticos que
plantean se deben tener en cuenta cuando uno toma en sus manos la
profusión de tratados alquímicos que empieza en el siglo XIV.
Constantemente leemos sobre Hermes Mercurius Trimegistus y de sus
"De sex rerum principiis", cada vez leemos más sobre
los "Secreta Hermetis in Alkimia", sobre una alquimia
como "art artium" y "scientia scientiarum",
sobre la "alchimia, docens reformationem" o la alquimia
como la "pars oculta philosophia naturalis". Las
primeras colecciones alquímicas se componen de manuscritos, como
por ejemplo una colección de Johannes Londonensis, discípulo de
Roger Bacon. Pero siempre se nos remite al siglo XIV, que es
cuando una literatura alquímica europea sale a la luz con
profusión; es muy raro encontrarse con textos garantizados del
siglo XIII. He aquí algunas tempranas colecciones manuscritas
que incluyen obras árabes llegadas a Europa:
- París, Bibliothèque
Nationale MS. Lat. 6514. A-D + 193 folios. 360x252mm. Siglos XIII
y XIV.
1. f1-32 Albertus Magnus de mineralibus.
2. f33-37 Marbodus, de lapide pretiosis.
3. f39-40v Liber Hermetis de Blchkmkb. [Tabula Smaragdina con
comentarios]
4. f40v-41v Incipit liber XII aquarum.
5. f41v-51 Incipit liber sacerdotum.
6. f53v-55v Compendium Geberi.
7. f61-83v Incipit liber Yeber de summa colectionis complementi
oculte secretorum nature. Prohemium perfectionis in arte.
8. f86-87v Liber magni hermetis et philosophie et triplicis
magistri.
9. f86v Incipiunt expositiones super verbis heremetis secundum
opinionem Raazi.
10. f86v Expositio merellyeris a Flandron.
11. f87 Expositio Maakin ad Flandion.
12. f87v Sermo de lapide maiori in quo consistit perfectio.
13. f88-101 Quartum Platonis quartum stollicarum.
14. f101v-112v Incipit liber secretorum de voce bubacaris magum
et filii cetari arrau, quod in se continet VIII libri.
15. f103-120v Incipit liber Raxis qui dicitur lumen luminum
magnum.
16. f120v-125 Hic est liber utiliorum qui dicitur lumen luminum
et perfecti magesterii editus per Rasis.
17. f125r-v Incipit liber Rasis de aluminibus et salibus que in
hac arte sunt necessaria. [Fragmento.]
18. f126-129 Rogerius Bacon, Breve Breviarum.
19. f129-131 Incipit liber Alithy, filii Jacinth in opere
alkaraico ad muca.
20. f131-133 Liber trium verborum edictus per rudianum.
21. f133-135 Hic est liber methaurorum Alphidii philosophi.
22. f135-137v Incipit liber Morieni, philosophi ad regem Kalid.
23. f144-171v Incipit liber Abuhali Abvicine de anima.
24. f174-186v Incipit liber Geber summa collectionis complementi
secretorum nature.
25. f187-191v Hic liber incipit qui dicitur turba philosophorum.
- París, Bibliothèque
Nationale MS. Lat. 6552. 72 folios. 287x229mm. Siglo XIII.
f28 [Recetas alquímicas.]
f39 Willelmus Anglicus, Summa super quarto libro metheorum.
f42 Tractatus de metheoris magistri Salerni egrotans.
- París, Bibliothèque
Nationale MS. 6514. Folio. Siglo XIV.
4. Hermes. Liber de alchymia.
5. Liber duodecim aquarum.
6. Liber Sacerdotum, sive de secretis chymiae.
7. Liber Geber de summa collectionis complementi occulti
secretorum naturae.
8. Hermetis liber, cum expositione Raazis [Rhases].
9. Anonymo sermo de lapide majori.
10. Liber Thebit de alchymia.
11. Liber Bubacaris de chymia.
12. Lumen luminum et perfecti magisterii [Rhases.]
13. Rhases. Liber de aluminibus et salibus in arte chymica
necessariis.
17. Morienus. Liber ad Regem Khalid.
19. Turba philosophorum.
- Londres, Wellcome Institute MS.
116. 72 páginas. 215x160mm. Mediados del siglo XIV.
1. pp1-23 Bartholomaeus de Ripa Romea. De lapidibus.
2. pp24-37 Zael. Liber sigillorum.
3. pp37-72 Kiranides. Libri I - IV.
- Nürnberg, Germanisches
Nationalmuseum MS. 34387. 102 folios. 105x75mm. Siglo XIV. [1394.]
1. f1-54r Tratados y recetas alquímicas, médicas, técnicas y
meteorológicas.
2. f81-92 Marcus Graecus. Liber ignium.
- St. Gallen, Bibliothek Vadiana
MS. 300. 99 folios. Folio. Siglo XIV.
1. f1-37 q. ignis est calidus et siccus dicit magister...
Explicit a lib. auic. [Avicenna.]
2. f37-56 Geber summa perfectionis magisterii.
3. f56-91 Inicium libri turbe qui dicitur codex vitae in quo
discipulorum suorum prudentiores Arisleus congregavit pittagora.
sapient. verba.
4. f91-93 Ego a. dictus Ortulanus ab ortis Martini nuncupatus
Jacobina pelle involutus.
5. f93-99 Liber secretorum philosoph. in op. Alkimico per hali
filium Sasiti qui sasit fuit filius moazavia. [Al final]
'cristallum corallum et alios lapides.'
- Cambrai MS. 917 (816). 1 y130
folios en 2 columnas. 210x142mm. Ampliamente ornamentado. Siglo
XIV. Avicena, traducido por Gerardo de Cremona.
Medicina est scientiae qua humani corporis disposiciones
noscuntur... Explicit liber Avicenne.'
Con numerosas notas marginales y recetas en los últimos folios.
- París, Bibliothèque de
l'Arsenal MS. 1080 (80 bis S.A.L.). 301 + 2 folios. 273x190mm.
Siglo XIV.
7. f131 'Liber de 12 aquis alkimye'.
- Florencia, Biblioteca
Nazionale MS. Palat. 949 [855 - 21,2.]. 6 folios. Siglos XIII y
XIV.
2. f1v-2v Questi sono li Punti della Luna, li buoni et rei.
3. f3r Elisir Vitae de sole non putrefacto.
- Oxford, Bodleian Library MS.
Digby 67. Siglos XII y XIV.
15. f69-78 [Finales del siglo XII] Hermes Mercurius Triplex de vi.
rerum principiis, multisque aliis naturalibus; partibus quinque;
cum prologo de tribus Mercuriis.
20. f85-89 [Siglo XIV] Liber de causis rerum, cum commentario.
- París, Bibliothèque
Nationale MS. 7156. Folio. Siglo XIV.
1. Liber utilitatis
2. Albertus Magnus. De mineralibus libri quinque.
3. Nomina lapidum pretiosorum.
4. Interpretationes vocum Arabicarum in alchymia usurpatarum.
5. Alpharabius. Liber de alchymia.
6. [tratado alquímico sin identificar.]
7. De materia salis.
8. Liber de tribus verbis.
9. Rhazes. Lumen luminum.
10. Marcus of Greece. Liber ignium as comburendos hostes.
11. Liber de septuaginta libris, translatus a Magistro Renaldo,
Cremonensi.
12. Geber. Summa perfecti magisterii metallorum.
13. [tratado alquímico sin identificar.]
14. Rubecarius. Secretorum libri tres.
15. Liber turbae; sive Aristlei turba Philosophorum.
16. [Experimentos químicos.]
17. Jacobus Theotonicus. Practica alchymiae.
18. Alchid Bechil, Saraceni Philosophi, ordinatio.
19. Liber triginta verborum.
20. Liber duodecim aquarum.
21. Martinus Ortholanus.
22. Liber Lilium.
23. [Secretos alquímicos.]
24. [Anónimo tratado sobre los nombres de las piedras, sus
propiedades y su fabricación con métodos químicos.]
25. Liber elementorum.
26. Hermes. Secreta.
27. Morienus. Dialogus cum Rege Galid, sice potius Calid, de
lapide Philosophorum.
- París, Bibliothèque
Nationale MS. 7158. Folio. Siglo XV.
1. Anonymi tractatus de diversitate salis et de qua materia sit:
praemittitur interpretatio quarumdam vocum ab Alchymistis
usurpatarum.
2. Nobiles alchymiae operationes et perfectae.
3. Jacobus Theotonicus. Practica alchymiae.
4. Ordinatio, Alchid Bechil, Saraceni Philosphi.
5. Liber utilitatis.
6. Liber triginta verborum.
7. Morienus. Dialogus cum Rege Calid, de lapide Philosphorum.
8. Liber duodecim aquarum.
9. Calid, filio Jasichi. Liber de tribus verbis, et est liber
utilitatum et divitiarum.
10. Liber Alpharabii de alchymia.
11. Liber turbae, sive Aristlei turba Philosophorum.
12. Qualiter artificialiter lapides pretiosi conficiantur.
13. Marcus Graecus. Liber ignium as comburendum hostes.
14. Oratio ad capiendum aves.
15. Lumen luminorum; qui tractatus in hoc codice Aristoteli, in
aliis Rhazi tribuitur.
Con la transición al siglo XIV
entra en acción la estructura fundamentalmente ideológica de la
hermética, que, junto a las adquisiciones tecnológicas, no
debiera ser pasada por alto. Y así, sobre todo la "Summa
perfectionis magisterii", redactada en la segunda mitad del
siglo XIII por el italiano Paolo di Tarento quien decidió atribuírselo
al árabe Geber, se guía por la idea de que el arte no hace otra
cosa sino acelerar el proceso natural. Aquello que también
consigue la naturaleza, si bien durante un proceso evolutivo de
enorme lentitud, eso mismo podría realizarse y llevarse a cabo
en un periodo de tiempo substancialmente más breve. El hombre,
con su "opus alchimicum", se coloca, por así decirlo,
en el lugar de la naturaleza para encargarse de su obra-cósmica:
a partir de ese momento el "homo faber" potencia el
proceso natural que se deslizaba con excesiva lentitud. Esos
pensamientos básicos son los que, junto a las manipulaciones técnicas,
encontramos constantemente en aquellos escritos, que se atribuyen
apócrifamente a grandes escolásticos. Tenemos así el "De
alchimia" de Alberto Magno, el "Perfectum magisterium"
de Arnau de Vilanova o los escritos sobre el oro potable ligados
al mallorquín Ramón Llull.
Entre los textos tenidos entonces por auténticos figuraba
autores tales como Aristóteles, Hermes, Morenius, Avicena, Platón,
Pitágoras, Demócrito o el mismo Moisés.
La ligazón entre médicos y alquimia era manifiesta desde el
mismo momento en el que fue integrada en el canon aristotélico
de las ciencias como "arte mecánico" complementario,
empleado por ejemplo en medicina para la preparación de potentes
remedios químicos. La alquimia como tal dentro de la medicina
universitaria está en relación con las escuelas representativas
del arabismo, tipo Montpellier, Chartres... sujetas al "Canon
Avicenae". En ellas el antiguo "Corpus Costantinum"
fue reemplazado desde mediados del siglo XII por la "Collectio
Naturalium", que es la estructura otorgada por Avicena al
Corpus Aristotelicum en su libro sobre la convalecencia del alma
(Kitab as-Sifâ). Entre el material seudoaristotélico a estudiar
(entonces tomado como auténtico Aristóteles) tenemos:
-Liber de causis
-De Vegetabilibus et Plantis.
-De Lapidus.
-De Causis Propietatum Elementorum.
-De Differentia Spiritus et Animale.
-De Regimine Sanitatis.
-Problemata.
-Physiognomia.
-De Pomo Sive de Morte Aristotelis.
-De Inundatione Nili.
-Alchimia, Astrología, Anatomia, aenigmata aristotelis.
-Liber de Vita Aristotelis.
De todas formas ya en el año 1.100, la escuela de medicina de Salerno (Italia) gobernada por el "Corpus Costantinum" incorpora entre las substancias medicinales la primera utilización de un producto de signo netamente químico en esa época. Se trata del alcohol, diferenciando dos formas, el "aqua ardens" de 60 grados alcohólicos y el "aqua vitae" de 90 grados. Obras alquímicas muy posteriores (siglo XIV) como la "Epistola super acurtationis" atribuida a Llull siguen declarando la necesidad de contactar con los médicos de Salerno con el fin de obtener libros sobre medicina tocantes a la alquimia: "Después fui a Salerno donde conseguí algunos libros de medicina referentes a los principios de este arte gracias a la mediación de algunos". Es interesante también destacar las advertencias del "physicus" Bernhard von Gordon de Montpellier (siglo XIV), quien en su "Lilium medicinae" admite desde luego que el "modus chimicus" resulta muy provechoso en terapéutica, aunque tampoco debe caerse en el exceso a la hora de su utilización, pues los remedios que proporciona pueden también resultar peligrosos si no se elaboran correctamente y con diestra "operatio"; dice así: "Modus chimicus in multis est utilis in medicina, in aliis vero est ita tristabilis, quod in eius via infinissimi perierunt". Su discurso nos recuerda a las sonadas polémicas que se establecerían en la España de los siglos XVII y XVIII entre médicos partidarios y enemigos de las prácticas espagíricas o químicas dentro de la medicina.
Función de una Magia Naturalis:
Por lo que respecta a la difusión
de la medicina árabe en las universidades europeas, resulta de
una repercusión sobresaliente el hecho de que, junto a los
textos astrológicos y alquímicos, también los tratados de una
visión mágica de la naturaleza llegaran a Occidente en una fase
receptiva relativamente tardía y generalmente de forma
adulterada.
Dentro del ámbito cultural islámico, la visión mágica de la
naturaleza ha resultado importante en numerosas disciplinas,
junto a la medicina sobre todo la alquimia, la mineralogía o la
zoología; pero todavía no ha sido en absoluto suficientemente
estudiada a partir de los testimonios manuscritos. Sus fuentes
griegas no consisten en Hipócrates o Galeno, sino en médicos
posteriores como Alejandro de Tralleis, quien ya recetó remedios
milagrosos bajo la categoría de "physica". Los métodos
racionales y mágicos se encuentran abigarradamente enlazados en
el "Paraíso de la Sabiduría" de 'Ali ibn Sahl Rabbân
al-Tabarî (m. hacia 855), que, además del patrimonio cultural
helenístico, recurrió también a las doctrinas maravillosas y
secretos de la India.
Las ideas mágicas tuvieron una repercusión más amplia y
profunda en la llamada medicina profética (al-tibb an-nabawî),
que se nutre sobre todo en las concepciones del Oriente preislámico
y que posteriormente habría de mezclarse con la religiosidad
popular islámica. Sobre esta base surgió un tardío genero
literario, que se ocupaba de los amuletos, cuadrados numéricos y
otras formas en una primitiva magia que tan sólo en el siglo XV
pudo incorporarse a la escolástica latina.
El alquimista Geber en el
Codex Lat. 1166 Ashburnham
de la Biblioteca Laurenzana de Florencia. (Siglo XV)
A mediados del siglo XV se
propagó ampliamente un escrito hermético que bajo en nombre de
"Picatrix" se presenta como libro "mayor que
tres salterios". Con estas palabras recomienda el libro
el médico de corte y de cámara Johannes Hartlieb en 1456 al
margrave Johann von Brandenburg, a quien también se le llamaba
el "Alquimista". Incluso el emperador Maximiliano poseía
dos ejemplares de este maravilloso libro. Rabelais afirma que
durante sus estudios en Toledo había seguido un curso con un tal
"Picatrix, docteur de la faculté diabolique".
En el año 1256 el rey Alfonso de Castilla mandó divulgar este
libro como traducción del gran astrónomo árabe Abû'-al-Qâsim
Maslama ibn Ahmad al-Magritî. Tanto por los criterios externos
como internos hay que poner en muy seria duda tal autoría. Como
manual hermético lo maneja desde luego ya el historiador árabe
Ibn Haldûn a principios del siglo XIV.
En este manual de magia de un seudo-Magritî se presenta a Hermes
como "tres veces sabio", pues fue al mismo
tiempo rey, profeta y filósofo. Este Hermes narra que: "cuando
quiso ahondar en el conocimiento de los arcanos de la Creación,
llegó a una obscura bóveda subterránea, donde soplaban los
vientos de tal manera que no pudo encender luz ninguna. Ahí se
le apareció en sueños un apuesto personaje y le aconsejó
entrar en la bóveda con un hacha de viento, sacar un talismán
allí soterrado, que haría cesar los vientos, y cavar por los
cuatro rincones. Entonces hallará el conocimiento de los
secretos de la creación". Sigue a continuación el
relato tan tradicional sobre la búsqueda y el hallazgo de la
sabiduría de Hermes, que se alcanza a través de la naturaleza
perfeccionada en el "Opus". El espíritu de la
naturaleza abre de par en par una puerta tras otra, hasta que se
solucionan todas las dificultades y quedan esclarecidas todas las
obscuridades. De ahí que el sabio Hermes pueda afirmar: "Si
el microcosmos, que el hombre representa, es de naturaleza
perfecta, entonces su alma ocupa el lugar del disco solar, que se
mantiene firme en el cielo y con sus rayos ilumina cualquier
horizonte por lejano que sea".
En el marco de esta literatura mágica antigua, que con el siglo
XV crece en actualidad, se presentan también los somníferos y
estupefacientes, que llegaron a ser el recurso más estimado de
magos y médicos, tal y como señala el profesor Heinrich
Schipperges en su estudio sobre la medicina medieval (ver
bibliografía).
En una obra de consulta como el "Picatrix" encontramos
también numerosas fórmulas para amuletos, talismanes y hechizos
simpatizantes. Entre los narcóticos se mencionan varias plantas
estupefacientes, conocidas ya de antiguo, como la mandrágora, la
adormidera, el beleño o el acónito, pero además la cizaña (ar.
Sailam), de origen persa y que se convierte en una receta mágica
popular.
Al llegar aquí debemos también prestar atención a un género
literario árabe, que circula con títulos como "Libro de
los Venenos y Contravenenos", y en el que, además de
posiciones herméticas y mixturas pneumáticas, se encuentran
también los primeros conatos de una toxicoligía científica, de
una higiene profesional y de una sanidad pública. (Ver
Bibliografía. Ulman)
Entre los pocos escritos herméticos que con seguridad pasaron
del Medievo árabe al latino está un "Tractatus aureus de
lapidis physici secreto", impreso en el "Ars chemia"
como "Septem tractatus seu capitula Trimegisti". Estos
"Siete Tratados Áureos de Hermes" fueron probablemente
utilizados por Paracelso como fuente documental al hablar de la
función mediadora del "sulphur". (ver Bibliografía,
Ap: Paracelso). En efecto, según Hermes debe ser el "sulphur",
el azufre, el que aglutine cuerpo y alma para hacer una única
substancia de esos dos contrarios.
Si prescindimos de la proliferación del arte del libro, cada vez
se va haciendo más confusa la tradición manuscrita que se
adentra en los siglos XVI y XVII. De la tal vez mayor colección
de escritos herméticos en forma manuscrita, la Collectio Sloane
de Londres, se deduce que, entre los 3600 a 3900 textos
particulares sobre alquimia, ninguno se remonta más allá del
siglo XIV y XV. A partir del siglo XVI, comienza una verdadera
inundación bibliográfica, que no sin razón podría compararse
a un Ouroboros hermético, con una bibliografía que trata de
morderse a si misma el rabo, se había empezado a recopilar en
diccionarios especiales la terminología y el creciente cúmulo
de experiencias. En el año 1583 aparece el "Dictionarium
Theophrasti Paracelsi" de Gerhard Dorn. Con esta
quintaesencia del paracelsismo trabaja Martinus Rulandus en su
"Lexicon alchimiae sive dictionarium alchymisticum",
sobre el que Guilielmus Johnson basa a su vez su "Lexicon
chymicum" (1652). Por otra parte se desarrolla también el
arte del cifrado y un cada vez más alegórico encubrimiento de
las artes mágicas, que tan prodigiosamente llegó a potenciar el
pensamiento mágico-hermético renacentista.
Pedro Rojas García
Bibliografía:
Paracelso:
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